Esta receta es tan sencilla que dudaba sobre si publicarla o no pero oigo y leo tantas veces el truquillo de añadir azúcar a la salsa de tomate frito que me veo con la obligación moral y nutricional de compartirla. Y no, no necesitas añadir azúcar al tomate si éste está maduro pero en el caso de haber comprado un tomate mediocre, a veces pasa, hay otra forma de quitarle ese punto ácido: ¡la zanahoria!
Dicho esto aquí os dejo una versión bien chula de la salsa de tomate clásica que podréis añadir a vuestros platos de pescado, carne, huevos, verduras y legumbres además de la consagrada pasta. ¡Vamos con ella!
Ingredientes para unas 4-6 raciones:
- Una lata de tomate triturado natural (400 gramos) o 10-12 tomates de pera sin piel, sin semillas y cortados a dados.
- 1 zanahoria grande o 2 medianas.
- 4-5 pimientos del piquillo en conserva.
- 2 cucharadas soperas (CS) de aceite de oliva virgen extra (AOVE).
- 3-5 semillas de cayena, orégano (al gusto) y sal.
- 2 dientes de ajo.
Puedes obviar los pimientos del piquillo, las especias y/o el ajo para hacer la receta todavía más sencilla o bien cambiar o añadir otros ingredientes como pimientos verdes, cebolla o una mezcla de varias. ¡A tu gusto! ¡Experimenta! Lo esencial es que mantengas la zanahoria para contrarrestar la acidez del tomate.
Modus operandi:
- Corta la zanahoria en dados. Vierte el AOVE en una cazuela o sartén alta y cuando esté caliente (no humeante) añade la zanahoria, dora a fuego suave unos 7 minutos.
- Cuando la zanahoria esté blanda agrega los dientes de ajo enteros, la sal y las especias. Baja el fuego al mínimo y tapa. Mientras tanto corta a tiras los pimientos.
- Incorpora los pimientos a la preparación, sube el fuego y remueve durante 2-3 minutos.
- Vierte el tomate, remueve, baja el fuego al mínimo y tapa. Deja cocinar durante 10 minutos.
- Retira del fuego y tritura hasta obtener una salsa homogénea.
- Vuelve a incorporar la cazuela en el fuego, tapada y a fuego mínimo otros 5 minutos o bien 10 minutos si deseas una salsa más concentrada.
También resulta muy buena cocinando los tomates sin piel al vapor, pasándolos luego por un pasapurés y listo para servir. (pasapurés, no minipimer, pues le resta sabor y color)
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¡Muy rico Pedro! ¡Gracias por la aportación! En cuanto al problema de la minipimer, si después le das otro hervor, la salsa recupera el color 🙂
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